El independentismo está famélico y no tiene quien lo alimente
Mínimo histórico del apoyo a la independencia de los ciudadanos catalanes, según el Centro de Estudios de Opinión (CEO) de la Generalitat (el CIS autonómico). Sólo 4 de cada 10 personas apoyan la ruptura con España. Vuelve a caer el mínimo histórico de defensores de la secesión desde que empezó a formularse esta pregunta. La diferencia entre los contrarios (54%) y los defensores (40%) de la independencia es ya de 14 puntos. La mayor de la última década. Y subiendo.
Todos los indicadores relacionados con esta cuestión mantienen la tendencia de las últimas entregas del CEO. Así que debe entenderse como una tendencia ya plenamente consolidada que no revertirá ni en el corto ni el medio plazo.
Esta es la primera entrega de este tipo de encuesta del CEO que se realiza con Salvador Illa al frente de la Generalitat. Y aunque ha habido ciertos ajustes metodológicos por parte del nuevo director del centro, José Rodríguez Teruel, estos no afectan al ámbito del cuestionario referido a las preferencias sobre la independencia.
¿Por qué sigue cayendo el apoyo a la independencia? Las causas son múltiples y se entrelazan entre sí. En todo caso, si debiéramos listarlas como en un examen, esta sería nuestra respuesta:
1.- Huida en masa de los independentistas tácticos: fuga de los que afirmaban creer en la independencia, pero sólo de boquilla. Los convencidos de que hacer creíble la voluntad de secesión era la única manera de cambiar las relaciones de poder territorial en el Estado. Sigue habiéndolos, repartidos entre los grupos de votantes de todos los partidos, pero muchos menos. Muchos han huido y huyen de la idea como los gatos escaldados lo hacen del agua caliente.
2.- Progresiva desafección general entre los independentistas crédulos y de buena fe: más progresiva y lenta que la del grupo anterior. En 2017 ya descubrieron parte del engaño, pero su desencanto y descreimiento requería mucha más maduración. La incapacidad de los partidos independentistas de hacer creíble una nueva propuesta de actuación que resulte creíble y que no consista en repetir lo ya probado y fracasado alimenta también la deserción a cámara lenta.
TE PUEDE INTERESAR El Supremo desnuda la estafa del 1-O y el "engaño" del Govern a los catalanes Beatriz Parera3.- Falta de renovación y liderazgo en las formaciones independentistas: los protagonistas del 2017 siguen ocupando el centro del escenario, aunque su credibilidad esté bajo mínimos. Puigdemont es el líder omnipotente y omnipresente de Junts, que lo encumbró a la presidencia del partido hace apenas un mes. Junqueras, por su parte, aspira a volver a la presidencia de ERC, de la que dimitió justo después de las últimas elecciones autonómicas del mes de mayo, tras 11 años en el cargo. Ambos tienen índices de aceptación más que razonables entre sus más fieles seguidores. Pero cuando se trata de llegar más allá de la ciega fe y lealtad de los militantes, los dos se estrellan ante un muro ciudadano de indiferencia que no ilusiona a nadie. Ambos son el pasado. Por otra parte, ni la CUP, ni Aliança Catalana -la nueva formación independentista de ultraderecha- cuentan con motor suficiente para suplantar el papel de los dos grandes.
4.- Indultos, amnistía, negociaciones: la presidencia de Pedro Sánchez, llevando al PSOE a posiciones muy difíciles de........
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