La humildad como virtud escasa
Por: Ramiro A Gutiérrez P.
Vivimos tiempos en los que cada conversación parece una batalla y cada opinión una competencia. Hoy todo el mundo quiere tener la razón, imponer su punto, dejar claro que “sabe”. Y en medio de esa pelea diaria, la humildad se volvió una virtud escasa. No porque no la valoremos, todos decimos admirar a la gente sencilla, sino porque, en la práctica, nuestra sociedad recompensa más al que nunca duda que al que escucha; más al que se impone que al que reflexiona.
Lo vemos a diario. A mucha gente le cuesta admitir un error. Decir “me equivoqué” parece una derrota. Pedir disculpas se interpreta como debilidad. Cambiar de opinión es casi un pecado. Y lo curioso es que no se trata de maldad, se trata de........





















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