La verdad es que entre tanta abundancia de publicaciones como cada año salen a la luz hay muchas —nuestras propias limitaciones nos acercan solo unas pocas— de extraordinario interés. Entre las leídas el pasado año, aunque publicada el anterior, El envés de los días. Hojas de almanaque, de Antonio Toribios. Un santoral laico en que el lector puede leer cada día un relato lleno de intensidad y de sorpresas. Un inventario, en fin, de prodigios, un almanaque de invenciones. El santoral —libro que contiene vidas o hechos de santos— es descubrimiento y, a la vez, entretenimiento, teniendo en cuenta que todos somos otros y todos somos muchos a lo largo de la vida, y hasta es posible que las certezas propias no sean las mismas durante nuestra existencia. Hasta la ejemplaridad, la curiosidad por supuesto, pueden entrar en juego también, revisando las efemérides del día, la suma de los hechos relevantes de una fecha determinada escritos para ser recordados, conmemorados o celebrados.

Según, lógicamente, donde se consulten las efemérides, la información varía en contenidos. Me he quedado con tres nombres, aunque, en realidad, es uno solamente. Tal día como hoy nacieron los escritores Antón Chèjov (1860) y Vicente Blasco Ibáñez (1867). Entre las muchas posibilidades, me quedé con el de Liliuokalami —originario: Lydia Kamakachja (1837-1917)—, cuyo nombre conocí por primera vez, y que tal día como hoy de 1891 fue proclamada reina —primera y última— del Reino de Hawai. Suelen definirla como ingeniosa, mordaz, encantadora, talentosa y feroz defensora de la identidad de su tierra. Su apasionado nacionalismo le acarreó muchos disgustos, hasta ser derrocada en un golpe de estado. Incluso hubo de pagar una multa y, aunque después conmutada la pena, cumplir trabajos forzados en la cárcel. Conocen el desenlace: Hawai se anexionó a los Estados Unidos.

Si ya la biografía es apasionante, a servidor le llamó especialmente la atención el nombre descriptivo, tan rico en algunas culturas. Liliuokalami significa «la conservación de los cielos». Y ejerció el intento, tan necesario, en los bosques, jardines, ríos y alamedas, espacios libres de la carrera para amasar dinero, ocurra lo que ocurra, como si el dinero fuera la barrera definitiva contra la que se estrellan todos los males. Necesitamos protectores de los cielos y las tierras. El empeño merece la pena porque, sobre todo, es necesario. Que el cielo nos ampare.

QOSHE - La conservación de los cielos - Alfonso García
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La conservación de los cielos

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29.01.2024

La verdad es que entre tanta abundancia de publicaciones como cada año salen a la luz hay muchas —nuestras propias limitaciones nos acercan solo unas pocas— de extraordinario interés. Entre las leídas el pasado año, aunque publicada el anterior, El envés de los días. Hojas de almanaque, de Antonio Toribios. Un santoral laico en que el lector puede leer cada día un relato lleno de intensidad y de sorpresas. Un inventario, en fin, de prodigios, un almanaque de invenciones. El santoral —libro que contiene vidas o hechos de santos— es descubrimiento y, a la vez, entretenimiento, teniendo en cuenta........

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