¿Qué sucedió en Jerez el 2 de febrero de 1954?
La escritura de la intrahistoria jerezana siempre posee texto de libro encuadernado en nácar. El tiempo no necesariamente aja su abanico de hechos contrastados. De entrada, como reza un proverbio vienés, hay que “dejar vivir a la vida”. Y posteriormente asumir, como señala P. D. James en su obra ‘La hora de la verdad (Un año de mi vida)’, que “el pasado no es estático”. Esta columna, bautizada desde su natalicio como ‘Jerez íntimo’, indaga, bucea, mete las narices, curiosea, agita documentación, investiga, desempolva -y no espolvorea-, analiza, compila, extrae del pasado todo cuanto sucedió ciudad intramuros, bajo el flexo del riguroso contraste de los datos. ¡En ello andamos!
Hoy echamos el guante a una fecha concreta: 2 de febrero de 1954. ¡Ya ha llovido! Desenrollamos los bártulos de una pica en Flandes descrita con el gélido teclado de una vieja máquina de escribir. La que entonces, con su sinfonía de alfabeto periodístico, escribía en el aire la inusitada noticia. Jerez llevaba varias jornadas soportando un frío glacial. Los abrigos y las mascotas constituían kit de supervivencia. Algunos testigos directos nos cuentan que aquellos días prácticamente la ciudad quedó congelada de actividad y, por ende, de noticias. El procomún apostaba a pies juntillas por el garante del brasero (como........
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