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Remar en tierra propia

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03.11.2025

El velero sigue su curso. No se ha hundido, pero cada vez hay más canarios braceando en el agua. Esta travesía -que empezó como juego de identidades- se ha convertido en un viaje de urgencia. A bordo, entre olas y silencios, compartimos reflexiones con Francisco García-Talavera, Javier Linares-Bencomo, Daida, Rumen Sosa, Rubén Jiménez, Patricia, Alfredo y otros que no caben en una sola línea.


El objetivo: pensar la Canariedad desde la psicología, la historia y la vida cotidiana. Y lo hacemos como se debe: con viento en la cara y verdad en la boca.

Las facetas del Yo
Planteo que la identidad colectiva funciona como la individual con varias facetas de uno mismo. Hay un Yo sano, realista, que acepta sus fallos, se enfoca en lo positivo y busca alternativas ilusionantes, como pueblo que conoce sus limitaciones y trata de mejorar, en base a su autoconfianza, su capacidad constructiva y superadora.


Pero también hay un Yo que se acobarda y no cree en sí mismo, invadido por la ansiedad, siente miedo y se ve inseguro. Solo sabe decir: “No sé”. “No puedo”. Lo llamamos el Infra-Yo, porque se pone por debajo de la mesa.


Y Javier pregunta ¿Cómo se forma? Bajo la tiranía de un Yo ideal, resaltando lo que creo o tengo que ser. Esto me da fuelle, pero me desinflo por ser inalcanzable. Lo peor es el Contra yo, un esbirro a su servicio, exigente, crítico y saboteador, que en los pueblos colonizados se remarca (Psicología del colonizado) y arrastra por siglos, mostrándose maltratador, perfeccionista y haciendo burlas de sí.


Y como defensa engañosa, aparece el Ego: ese exhibicionismo de banderas y folclores, prepotente, rígido, dogmático, sin compromiso real, que culpabiliza al otro, y grita más cuando se siente menos.


Daida, graduada en Turismo y Periodismo, trabaja de........

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