Y el monte parió un ratón
Terminaba mi último escrito dejando en evidencia el contratiempo e incertidumbre generado por el anuncio de la “reflexión” de Pedro Sánchez. “Éramos pocos, y parió la abuela”. Y sí, parió, pero el insólito episodio terminó siendo “el parto de los montes”. Esta cita, utilizada en numerosas ocasiones parte de una fábula de Esopo en la que se venía a contar que en tiempos muy remotos, las montañas, mostraban signos evidentes de estar a punto de reventar provocando un cataclismo, hecho que promovió el pánico entre la gente amilanada por el estruendo que la naturaleza generaba. Sin embargo, después de haber provocado señales tan asombrosas, y anunciadoras del caos, los montes, lejos de reventarse cuan terremoto, terminaron por abrirse en el parto ridículo del que surgió un ratón.
Pues bien, Sánchez lo volvió a hacer. Buscó un repliegue amenazador capaz de provocar un terremoto político y cuando todos creímos –y yo, el primero– que nos enfrentábamos a una crisis personal que nos llevaría a una dimisión y un nuevo escenario de investidura, compareció como en Solo ante el peligro para decir eso de “yo sigo”. Del drama a la comedia. De Gary Cooper a Joe Rigoli.
Ni que decir tiene que en el trasfondo de la cuestión existe un poso detestable; el comportamiento soez, barriobajero y peligroso que las principales fuerzas políticas del Estado han convertido a la acción política en estos últimos tiempos.
La lucha por el poder en España se ha transformado en una pelea a cachiporrazos donde la manipulación, la mentira, el insulto, la utilización de la administración de justicia lo ha envilecido todo. La acción política en España ha devenido en una pelea sin cuartel en la que todo vale convirtiendo a esta noble actividad humana en un estercolero repudiable y destructivo
La difamación, la calumnia y hasta la persecución si se quiere había tocado al entorno más cercano del presidente del gobierno español. Y éste, al parecer, había entrado en depresión. Pero no olvidemos que episodios tan duros o más que estos ya los hemos padecido otros. El lawfare, la “guerra sucia”, la utilización política de la mentira, la hemos sufrido........
© Deia
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