Campana y se acabó
Campana y se acabó! El lehendakari Iñigo Urkullu anunciaba el pasado jueves el fin de la legislatura y daba a conocer la fecha en la que se celebrarán las próximas elecciones autonómicas. Concluida la última sesión parlamentaria, cumplido notablemente el programa gubernamental y el compromiso legislativo, y a la espera de un traspaso inminente de las tres competencias que el gobierno de Pedro Sánchez se comprometiera a transferir a Euskadi en el primer trimestre del año, Urkullu dio carpetazo a un mandato extremadamente complicado y lleno de obstáculos.
A pesar de las voces catastrofistas que se obstinan en teñir la realidad de un color oscuro, los últimos cuatro años de gobierno dirigidos por Iñigo Urkullu presentan un balance, sin caer en la autocomplacencia, que merecen ser reconocidos como solventes, constructivos y de consolidación del bienestar y el autogobierno de los vascos. Una cuenta de resultados positiva que la ciudadanía de este país expresa mostrando su confianza (73%) en el Gobierno Vasco, a preguntas realizadas por el eurobarómetro -encuesta que toma la temperatura política y social de todos los países europeos-. Margen notable de confianza que sitúa al gabinete de Vitoria a la cabeza de los ejecutivos europeos con mayor reconocimiento popular.
No deberíamos olvidar que tal apreciación se ha forjado, además, en cuatro años de turbulencias. De regreso de una crisis económica, arribó una pandemia mundial con efectos devastadores (sanitarios, económicos, sociales y hasta de hábitos de conducta). Una situación inédita, desconocida, llena de incertidumbres y de retos que los poderes públicos debieron hacer frente confiando en su músculo institucional y en muchas ocasiones, habida cuenta lo desconocido del desafío y la amenaza, con la aplicación de políticas arriesgadas (prueba-error) que hicieran frente a las circunstancias. Perturbaciones que continuaron, cuando parecía que la emergencia sanitaria era vencida, con el horror de un conflicto bélico en la frontera europea con la invasión rusa de Ucrania. Una guerra que aún continúa y que al drama humano por ella provocada le........
© Deia
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