Política Industrial 10.0
La constitución en las próximas semanas de un nuevo Gobierno vasco (pionero y reconocido por sus apuestas exitosas en estrategias de política industrial cuando eran denostadas o consideradas proteccionistas de un pasado que habría que sepultar, abrazando modas que impregnaban un pensamiento único “universal”), junto con las pendientes elecciones europeas inmersas en un debate central sobre la llamada “autonomía estratégica” que se supone habrá de hacer de Europa un jugador esencial en el desarrollo económico y nuevo orden geoeconómico y geopolítico en construcción, además de los ya imparables debates en torno a las políticas industriales del futuro, que se vienen extendiendo a lo largo del mundo y que ya hoy ocupan el foco de las instituciones globales, gobiernos de todo tipo y el mundo académico, aconsejan un salto innovador hacia una política industrial que se reivindica y propone para afrontar las complejas transiciones que hemos de recorrer a la búsqueda de un crecimiento y desarrollo humano inclusivo, sostenible y cocreador de bienestar, prosperidad y felicidad.
Si la Industria 4.0 pretendió potenciar la fortaleza de la manufactura y la “industria”, de la mano de una gran oportunidad-necesidad en torno a la digitalización, y si la Industria 5.0, suponía extender las fronteras de la apuesta anterior hacia el conjunto de actuaciones de impacto en la sociedad ante un creciente movimiento innovador y de inyección tecnológica acelerada, y serían sucesivas versiones las que habrán de llevarnos a una imaginativa, creativa e innovadora política industrial, esencial en el recorrido demandado por las sociedades a lo largo del mundo, hemos de abrazar una renovada apuesta inteligente, innovadora y disruptiva hacia un horizonte de largo alcance.
En estos días, asistimos a un amplio reclamo y atención sobre la política industrial, “sobre sus milagrosos efectos” que han generado resultados extraordinarios superando con creces el desarrollo y bienestar de aquellas regiones que los han aplicado “correctamente y de forma prolongada” respecto de aquellas otras (las más) que carecen de ella o se han quedado en discursos no ejecutados, en copias incompletas, soportadas en rachas de dinero distribuido de forma horizontal sin bases de discriminación positiva, sin estrategia real, diferencial y verdaderamente competitiva, carente de la imprescindible dotación y adecuación de instrumentos y compromisos de largo plazo, obviando los factores clave de una estrategia de competitividad en la que las políticas industriales constituyan un vector clave para su logro.
Incluso, quienes o no las practicaron........
© Deia
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