Blancanieves catalana
En el calendario del día de hoy he leído una frase que dicen –a saber si es verdad– de Voltaire: “Conviene siempre esforzarse más en ser interesante que exacto; porque el espectador lo perdona todo menos el sopor”.
He terminado este artículo y, en poco tiempo, todo el sentido ha cambiado. Por primera vez para una votación importante –el impuesto a las energéticas ingresa a las arcas públicas entre 1.000 y 1.500 euros al año–, emergió una nueva mayoría formada por el PP, Vox, el PNV y el partido de Puigdemont. Hace pocos meses, Alberto Núñez Feijóo aseguraba que el independentismo era como el terrorismo y había que ilegalizar Junts. Les había contado que Puigdemont y sus siete votos iban a decidir el futuro. Me he equivocado. El futuro del país lo van a tomar todos los partidos, menos el de Pedro Sánchez.
Espero que no se duerman. Mantengo parte del cuento que les había narrado. Es lo que pensábamos hasta ahora.
Decía así: Vivía en un bosque muy grande pero muy pequeño, dentro de su casa solo habitaban siete enanitos. Con esos siete pequeños hombres quería construir todo un país. Para darse ánimos a sí mismo, cada mañana se miraba en un espejo que solo le dejaba ver el pelo y entonces, los enanitos aplaudían mientras él decía: “Soy el mejor, el más atractivo, el más poderoso.” Y se lo creía.
Cada cierto tiempo salía de su casa y gritaba. Ni él mismo sabía cuánto gritaba. Extrañamente, los pequeños hombrecitos le transmitían una fuerza sobrenatural;
con sus siete compañeros podía dominar el........
© Deia
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