Contracrítica: Cómo leer a Byung Chul Han
Byung Chul Han es un filósofo que en las últimas décadas nos ha desafiado. Sus tesis en torno a la sociedad del cansancio no solo son innovadoras, sino que han refutado en buena medida el liberalismo que nos pide ser, todo el tiempo, productivos. Cuando recibió el Premio Princesa de Asturias de este año, su discurso versó en torno a esos temas que nos vienen fascinando de su obra y que son un despliegue de sentido común en medio de la soledad del pensamiento en este cuarto de siglo. Cuando se ha pensado que la filosofía es un oficio en desuso que no implica la aparición de bienes tangibles y que solamente se puede confiar en las llamadas ciencias duras para establecer marcos de desarrollo en un tiempo de altos niveles de competencia en materia de tecnología, Chul Han ha establecido un punto para pensar al ser humano desde perspectivas novedosas. No se trata de la deconstrucción de la escuela francesa del siglo pasado, no es un ejercicio inhumano de apelación a la irracionalidad o la crítica a la razón; se trata de un acercamiento desde un aparato categorial a cómo nos construye el sistema.
Se sabe que con la desaparición de la URSS hubo un debate que supuestamente quedó zanjado: trabajo versus capital. En apariencia, mientras más se trabaje y se acumule puntos como parte del proceso de meritocracia, más se iba a ascender en la escala social. Ese era el discurso que en 1991 se estableció como indiscutible para la construcción de sociedades sólidas y desarrolladas. Fue un momento en el cual se redujo la influencia de los sindicatos, en el cual la teoría del valor marxista se sustituyó en las universidades por las fórmulas liberales. La desmovilización de la tendencia socialista trajo consigo el mestizaje con la socialdemocracia, las corrientes de ecologismo y de la mal llamada tercera vía. En materia de pensamiento, ello se tradujo en una manera posmoderna de ver el mundo, según la cual no era importante la realidad racional, sino las interpretaciones. Fueron los momentos en los cuales se puso de moda leer a Baudrillard con su visión, seguramente muy original, de que la Guerra del Golfo no tuvo lugar (solo porque la vimos por televisión y ello presupone una sustancialidad irreal y mediática). Pero el pensamiento duro, ese que analiza al ser, no podía callarse y tras un interregno, las propias necesidades humanas hablaron.
A pesar de lo que dijera Baudrillard, que era como el último grito de la deconstrucción francesa, los muertos en la guerra eran reales y los conflictos poseen una materialidad que se expresa a partir de la angustia. Chul Han recoge ese sentimiento precisamente para vertebrar su propuesta de pensamiento cuestionadora. Es este instante en el cual se produce su obra, llena de pasión por la humanidad, pero de un pesimismo que choca contra la meritocracia del capital. Para el filósofo coreano no existe un orden progresivo de cosas, sino que las cosas se le han impuesto al........





















Toi Staff
Penny S. Tee
Sabine Sterk
Gideon Levy
John Nosta
Mark Travers Ph.d
Gilles Touboul
Daniel Orenstein