Alejandro Gil y los dólares atrapados en Tampa
LA HABANA, Cuba.- Resulta que siempre tuvieron razón quienes fueron insistentemente desmentidos por el régimen cada vez que, desde que apareció Alejandro Gil en la gran escena política de la Isla, lo señalaban como “simulador” y “corrupto”.
No solo por sus sospechados vínculos con los negocios de su hermana María Victoria Gil (expresentadora de la televisión cubana), tanto en España como en Cuba —donde fue propietaria del club nocturno Habaneciendo, de la calle Neptuno, y de alguna que otra casa de renta al turismo—, o por estar casado con una persona vinculada al departamento económico de Zaza, la empresa del chileno Max Marambio, a quien el régimen acusó en 2011 de corrupción, sino además por su presunta participación como beneficiario en la creación de varias mipymes (micro, pequeñas y medianas empresas), mayormente en Ciego de Ávila, relacionadas con la producción agroindustrial y los servicios al turismo, un asunto que, de acuerdo con una fuente cercana al exministro y consultada por CubaNet, influyó en su destitución aunque no fue precisamente lo que causó la nota oficial publicada este jueves por el Gobierno cubano, sino otro asunto mucho más grave que apenas descubrieron (o fingieron descubrir) días después de su salida del cargo.
La nota no revela absolutamente ninguna de las causas por las cuales está siendo procesado Alejandro Gil, aunque al hablar de “corrupción”, “simulación” e “insensibilidad” pareciera que están bajando la cabeza y dando a entender que cuanto se comentaba con respecto a sus negocios y los de sus dos hijos no solo era real, sino que, además, hay “errores” mucho más “graves” (así lo califica la nota) que apenas han comenzado a salir a la luz, varios días después........
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