La faena de la inmigración
Como es sabido por todo el mundo el español debe ser toreado para que no se extinga. La última faena ha sido extraordinaria. De puerta grande con orejas y rabo. Ha consistido en instalarle al astado ibérico un nuevo miedo que poder recitar bravamente en encuestas, reuniones familiares o quedadas entre amigos. Con tantas preocupaciones como tenemos, no era fácil abrirle hueco a una nueva problemática y, para colmo, otorgarle el liderato. Piensen que venimos de problemas tan básicos como que la dictadura que sufrimos esté arruinando la economía, que te ocupen la casa si bajas a por el pan o la mismísima destrucción y disolución del país. Todo eso, que no es poco, debía echarse a un lado para dejar paso a la nueva macropreocupación. Cosa que los diestros maestros del toreo han logrado sin despeinarse, que por algo los toreros llevan gomina. Hace sólo tres........
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