Por lo que sea
Para asombro de patriotas ortodoxos y negacionistas profesionales, por lo que sea, la selección española de fútbol acaba de proclamarse campeona de Europa por cuarta vez en la historia. Lo ha hecho después de disputar un partido en el que, al igual que ha sucedido a lo largo de todo el campeonato, ha sido el mejor equipo sobre el césped. El más valiente. El más honesto. Hay pocas cosas capaces de unir a las personas que formamos esto que llamamos España, pero esta es sin duda una de ellas. Por lo que sea, un puñado de deportistas de diferente pelaje han conseguido que olvidemos las supuestas diferencias que descosen el día a día, para juntarnos a ver un partido de fútbol desde el mismo lado de la trinchera. Bendito sea el fútbol.
Decía Cicerón que la patria no es otra cosa que ese lugar donde uno está bien, y quizá sea esa la explicación. Al fin y al cabo, no hay nada que una más a las personas que la alegría. Aun así, creo que este éxito tiene algo de especial, que va más allá de los resultados. Sí, porque es un elogio al concepto de equipo, en mitad de un mundo que parece consagrado al egocentrismo y la individualidad. Es la prueba de que se puede ser campeón desde la humildad del deportista y sin la condescendencia de ese prototipo de triunfador que nos venden los carceleros de la rabiosa actualidad. Y es también el éxito de la diversidad y de la mezcla, por encima de opciones rancias, medievales y excluyentes. Es mucho más fácil sentir como propia cualquier victoria, o cualquier derrota, cuando viene así, con dopamina natural, caminando con los pies y sin usurpadores que nos gestionen las alegrías. “El equipo de todos”, por lo que sea, esta vez ha sido el equipo de todos.
Es mucho más fácil sentir como propia cualquier victoria, o cualquier derrota, cuando viene así, con dopamina natural
La selección salió al campo como lo ha hecho durante todos los partidos de la Eurocopa: con la intención de ser protagonista, de tener el balón y de llevar el........
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