Política boliviana, sinónimo de traición y violencia
Desde su independencia, Bolivia ha estado atrapada en un ciclo interminable de inestabilidad política, con más de 68 presidentes en su historia republicana, resultado de constantes revoluciones y contrarrevoluciones. Esta situación contrasta notablemente con países como Chile, que ha tenido 42 presidentes, y Estados Unidos, con 46, lo que resalta la indomable naturaleza del panorama político boliviano. La traición y la violencia han sido características permanentes del ejercicio del poder, creando un entorno en el que los actos violentos y las traiciones se han vuelto comunes.
La historia política boliviana se inicia con la traición del segundo presidente, Antonio José de Sucre, quien fue baleado y obligado a renunciar ante las intrigas de Casimiro Olañeta, un arquetipo del político boliviano: servil y dispuesto a conspirar en la oscuridad. Esta traición no fue un hecho aislado; el cuarto presidente, Pedro Blanco, fue asesinado cobardemente y encontrado muerto en una quebrada en Sucre. A lo largo de los años, muchos presidentes han sido víctimas de la violencia, asesinados por familiares, amigos y correligionarios.
Las críticas a la política boliviana han resonado a lo largo del tiempo. El escritor Alcides Arguedas denunciaba que el empleo público se había convertido en la única carrera viable, fomentando un “fatal engreimiento” de los caudillos y........
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