¿Una panda de vagos? ¿Un parque de ocio colectivo? Alemania se cuestiona su cultura laboral
¿Una panda de vagos? Escuchando esta primavera al ministro de Economía, el liberal Christian Lindner, se tiene esa impresión: que en Alemania se rinde poco. Lindner pide que se trabaje más y no se graven las horas extras, con el fin de impulsar su economía. Simultáneamente, la oposición democristiana exige una reforma del Estado de bienestar para acabar con el derroche y volver a la austeridad.
Políticos democristianos advierten que no existe el derecho a la vagancia y recuerdan que ya el canciller Helmut Kohl había advertido en 2009 de que Alemania se había convertido en un parque de ocio colectivo. La nueva propuesta del centroderecha es penalizar a quienes, viviendo de la ayuda social, se nieguen a aceptar los puestos que se les ofrecen. También los institutos de investigación económica barajan propuestas como posponer la jubilación, extender la semana laboral y estimular el trabajo en días festivos. “Para salir de la crisis habrá que arremangarse”, advierte la ministra de Cultura de la región de Schleswig-Holstein, la democristiana Karin Prien, quien opina que el trabajo es también la mejor forma de integración. Uno de cada dos ciudadanos que perciben el dinero ciudadano (bürgergeld, en alemán) es extranjero. En total, 5,5 millones de personas viven de esta ayuda social, que cuesta 26.500 millones de euros anuales al Estado. Berlín calcula que hay 13.838 personas que perciben prestaciones sociales y se niegan a trabajar.
El ministro de Economía critica que Alemania haya perdido competitividad internacional (del puesto 6 al 22 en diez años). Dice que los retos sociales y ecológicos solo podrán financiarse mediante el crecimiento económico, lo cual exige reducir impuestos y burocracia. La actual coalición tripartita introdujo el dinero ciudadano (que desde enero de 2023........
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