Las dos caras de la economía española
Para que no falte de nada, en los últimos días hemos conocido varios datos con tantos relatos sobre el desempeño actual de nuestra economía —eso de lo que ya no habla Feijóo— como para contentar a todo el mundo. Es lo que tiene la complejidad posmoderna —eso que no entra en un tuit—: su carácter cuántico, donde todo es, a la vez, un poco blanco y un poco negro. Por eso las soluciones simplistas-propagandísticas pueden recolectar votos del hartazgo, pero no sirven para entender la situación, ni para resolver los problemas.
Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre el primer trimestre confirman que la economía avanza, con un crecimiento interanual del 2,5%, mejor de lo previsto y mejor que nuestros socios europeos, aun dentro de la desaceleración anunciada. A lomos del turismo, con la inversión dando indicios de recuperarse, como la renta de las familias al subir estas, a la vez, el consumo y la tasa de ahorro por sexto trimestre consecutivo y solo una señal de alarma en el frenazo de las exportaciones. En palabras de la Comisión en su reciente informe sobre España, nuestra economía “mantiene su resiliencia pese a las adversidades externas”. En el último año, hemos creado más de 600.000 empleos, pese a un primer trimestre flojo en la materia y la inflación se mantiene alineada en su diferencial positivo con Europa. Por todo ello, resalta la Comisión, mejora la prima de riesgo de nuestro endeudamiento exterior. Como dijo aquel, la economía parece marchar “como un cohete”.
Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. Y........
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