La apertura de los laboristas a los negocios se verá pronto a prueba
El capital mundial se dispone a poner a prueba al nuevo Gobierno británico. La aplastante victoria de Keir Starmer en las elecciones legislativas significa que los inversores internacionales pronto averiguarán si las afirmaciones de su Partido Laborista de estar “abierto a los negocios” se sostienen. Una serie de posibles focos de tensión pueden ofrecer algunas pistas.
Los financieros tienen razones para ser optimistas. Los banqueros creen que Rachel Reeves, la nueva ministra de Economía, no será más hostil a los inversores extranjeros que el Gobierno conservador. La baja tasa de ahorro del país obliga al Ejecutivo a atraer inversión extranjera directa si quiere cumplir el objetivo de Starmer de estimular el crecimiento.
Además, los laboristas disponen de todos los poderes necesarios para ahuyentar a los compradores no deseados. La Ley de Seguridad Nacional e Inversiones, aprobada por Boris Johnson en 2021, señala 17 sectores en los que el Gobierno puede intervenir si no le gusta una fusión o incluso una inversión minoritaria.
Aun así, Starmer puede esperar algunos quebraderos de cabeza. Por ejemplo, Thames Water, la mayor empresa de suministro de agua del país, con activos regulados por valor de 19.000 millones de euros, y cuyo holding ha incumplido recientemente el pago de su deuda. Dadas las tensas finanzas públicas británicas, el Gobierno podría dar la bienvenida a un inversor extranjero dispuesto a inyectar miles de millones. Aunque Jonathan Reynolds, nuevo ministro de Negocios, ha declarado que no es partidario de nacionalizarla, los diputados de izquierdas podrían mostrarse reticentes.
Por su parte, Carlos Slim podría aumentar........© Cinco Días
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