Alfonso Guerra en el gallinero
En realidad, fue en El Hormiguero. En la cadena tres de nuestra televisión. Y tuvo impacto, hasta tres millones de televidentes con un aumento del 20% sobre lo que resulta habitual. Exprimió a la audiencia con una relevancia y un significado más allá de la apariencia.
Porque un activo principal del partido socialista fue el amplio espacio de acogida siempre disponible para la crítica y la libertad de expresión en todo momento inmarcesible en los contornos de la lealtad hacia el partido. El debate y el disenso no lo eran para dividir sino para fortalecer.
Lo aparente fue que el Partido Popular, incapaz por falta de efectivos para hacer oposición de quilates, contó con la contribución impagable de Alfonso para decir esas cosas que ellos no saben o no quieren expresar con esa solvencia intelectual. Pero en realidad no fue a prestar un servicio al partido de la oposición. Fue a prestárselo a su partido, aunque las apariencias dictaminen otra cosa.
Alfonso ya no es la sombra de la sombra de lo que un día fue. En las esferas socialistas de antaño era Roma Locuta, o lo que es lo mismo,........
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