Alemania: ¿apocalipsis en fútbol y política?
El mundo parece más revuelto que nunca. Y a millones de alemanes hoy, 5 de julio, les pareció oír las trompetas del Apocalipsis en lo que al deporte del fútbol se refiere. El equipo español realizó un partidazo de campeonato. Y si al espectador alemán le pareció el fin del mundo, a los aficionados españoles les pudo parecer una nueva vuelta del eterno retorno o Resurrección.
Cuando Mikel Merino, después de un salto, casi un vuelo aéreo, ante la portería germana dio un cabezazo al balón en el minuto 119, metió el gol final de la victoria. Los abrazos, risas y júbilo no habían terminado, pero Mikel Merino volvió a darse la vuelta, corrió hacia el banderín de córner, lo abrazo una vez y gritó su alegría. Era un homenaje a su padre.
De tal palo, tal astilla.
La hemeroteca nos recuerda que hace 33 años los españoles se llevaron la misma ovación, ¡en el mismo estadio! El 6 de noviembre de 1991, el CA Osasuna acudió como invitado al Neckarstadion de Stuttgart. El club español se enfrentaba al VfB en la segunda ronda de la Copa de la UEFA. Y a los ocho minutos de juego, un tal Ángel Merino marcó el gol del empate a dos en el minuto 17. Corrió hacia el banderín de córner, lo rodeó y gritó al cielo de Stuttgart. Igual que su hijo, 33 años después.
Lo que sintieron como puñalada en el corazón los alemanes, pareció angélica y milagrosa repetición para los aficionados españoles de ayer y de hoy, pues por algo se llamaba Ángel el padre de Mikel Merino.
Y mientras tanto entre decenas de miles de alemanes tristes y atónitos que agachaban la cabeza y no atinaban a dar crédito a su ojos, un solitario fanático español,........
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