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Nuestro México, Nuestra América

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03.10.2024

México, 3 oct.- Los ideólogos del imperialismo describen el mercado como si se tratara de la propia naturaleza: ante una acción, por ley, una reacción. Lo curioso es que la reacción siempre ocurre a favor de sus intereses: es esgrimida como un instrumento de castigo político para los gobiernos que no se subordinan al capital transnacional.

En el discurso contrarrevolucionario, por ejemplo, el bloqueo a Cuba no aparece como un acto inmoral de carácter político, sino como una reacción natural del mercado. Sin embargo, el bloqueo contradice, por su esencia reguladora, el libre mercado, es una decisión política que interfiere en sus mecanismos “naturales”.

Cuando, en cualquier país de la región, asume un gobierno democráticamente elegido —en los términos de la más pura democracia liberal— que hace valer su independencia, los políticos del imperialismo azuzan a los inversores: “La presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, ha enviado señales preocupantes días antes de asumir su cargo —escribe en El Nuevo Herald, Andrés Oppenheimer, aspirante a vocero imperial para América Latina—: asustó a los inversionistas apoyando una controvertida reforma judicial, respaldó una innecesaria disputa con España e invitó a los dictadores de Cuba y Venezuela a su toma de posesión el 1 de octubre”. Seamos honestos, el susto no es de los inversionistas, a los que en nada afectan esas decisiones soberanas, sino de los políticos que vislumbran una rebelión en la “cadena de mando” imperial.

Porque esa amenaza, formulada a todos los gobiernos progresistas, y posteriormente ejecutada con medidas políticas de carácter económico, se apoya en una cultivada creencia seudocientífica: la ley del más fuerte. Si eres el más fuerte, tienes derecho de conquista, de........

© Cadena Agramonte


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