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"Un fantasma recorre" Venezuela, el comunismo. ¿Ignorancia, mala fe, odio o un buen negocio?

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20.10.2024

Cuando aquellos que suscribieron el Manifiesto Comunista, dijeron "un fantasma recorre al mundo", no imaginaron que esa frase tendría un uso persistente, obstinado y hasta trivial en la Venezuela de ahora. Hay gente, hasta ilustrada, que refiriéndose al gobierno existente en Venezuela, uno típico de una sociedad capitalista, vista con la óptica rígida de quienes hacen ciencia social y a uno, el simple mortal, informan, no de un político dedicado a la propaganda o alterado emocionalmente, un opositor del común y hasta extremadamente discrepante del gobierno, hablan de un Estado y lo que es más ridículo, sociedad comunista. Estado y gobierno, sin ningún rasgo que los asocie al socialismo y menos al comunismo, que no es sino una utopía; si acaso según la visión de muchos, un gobierno autoritario, rasgo nada ajeno al capitalismo.

Quien esto niegue, le invito a que revise sólo la historia de América Latina y se refocile en las tantas dictaduras habidas dentro del modelo capitalista y los innumerables gobiernos, tenidos como democráticos, pero altamente autoritarios. Porque la llamada democracia representativa que, otorga los poderes del pueblo a sus representantes, si bien en su tiempo fue un avance, sólo recogió una demanda popular para traducirla de manera que, como dijo el Conde de Salinas, en "El gato pardo", "Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie". El pueblo, según aquellas novedosas disposiciones, las relativas a la representatividad, les otorga a algunos escogidos y hasta ungidos, no sólo el derecho a representarlo, lo que sería bastante bueno y democrático, sino a pensar y decidir por él.

Los griegos en la antigüedad, en las tantas islas de aquel enorme archipiélago, por lo que hubo tantos dioses y diosas, funcionaban como ciudades Estados. Y en cada uno de ellos, en cada isla, donde la población no era mucha, se reunían en asamblea los hombres, representantes de familias y decidían cada cosa; los gobernantes, Arcontes, estaban obligados a acatar aquellas decisiones y demandas.

Esa forma de organizar y otorgar poder al Estado, que incluye la "supuesta" separación de poderes, donde pese eso quienes los ejercen siempre encuentran la forma de ponerse de acuerdo para mantener sus privilegios, se le ha llamado centralismo democrático, el mismo del cual se valen los partidos........

© Aporrea


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