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El corazón y la soberbia

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21.07.2024

Constantemente estoy pensando en nuestro país y en nuestra gente; deseando profundamente escribir palabras que enciendan una luz en medio de toda la oscuridad que nos rodea. Anhelando transmitir verdades que pueden liberarnos de la violencia que nos oprime. Con el alma llena de esperanza por nuestra patria, con el corazón sediento por los afectos de hermandad en medio de los cuales crecí; con un fuego que arde dentro de mi por la tierra que me vio nacer, por el cielo azul que ilumina mis mañanas.

Todos los seres humanos hemos sido creados con un espíritu que anhela la excelencia. Aún las personas más oscuras, en algún momento, en el lugar más recóndito de su ser, desean vivir una vida de justicia, de bondad y de equilibrio. Aún los más holgazanes se sientan a ver lo que los diligentes hacen y suspiran por lograrlo; pero en la vida hace falta mucho más que un deseo; hace falta la fuerza del espíritu y el ímpetu del corazón para lograr ser eficaces. Los logros solo se alcanzan con esfuerzo y valor.

Las experiencias adversas pueden hacer dos cosas en la vida del ser humano: Por una parte, pueden convertirnos en personas amargadas y acabar con nuestra fe en Dios y en nuestros iguales. Por otra parte, pueden sacar de nuestras entrañas una fuerza capaz de hacernos vencer todos los obstáculos que se nos interpongan en el camino. Una fuerza en toda la extensión de la palabra, una fuerza que abarca nuestra mente, fuerza moral, también abarca nuestro corazón, fuerza emocional, y aún, abarca nuestro cuerpo, fuerza física.

La amargura nos disminuye como seres humanos, minimiza todas estas fuerzas y anula nuestra creatividad; puede convertirnos en seres depresivos o encolerizados y nos roba las esperanzas y los sueños. El aceptarla o rechazarla es un trabajo diario, es un proceso que tiene sus altos y bajos, no es nada fácil, pero tenemos la capacidad de superarla al poner nuestros ojos en Dios, al decidir actuar y vivir en integridad, sin dejarnos envenenar con todo el mal que vemos y escuchamos cada día.

Indudablemente que el corazón, hablando en términos físicos, es el motor de nuestro cuerpo; si él está en buenas condiciones nos sentimos saludables, si deja de latir, todo........

© Analítica


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