La revolución de la pinza
Al lado de casa hay un parque en el que suelo ver a una madre paseando a su hijo en un carrito. Siempre repite el mismo ritual, bordea los parterres con desgana hasta llegar a un banco donde se desploma. A continuación, deja una tablet al pequeño y ella se pega a la pantalla del móvil. En el jardín suelen coincidir otras madres que juegan con sus niños, les lanzan por el tobogán, conversan entre sí, pero ella nunca se aproxima al grupo, su vida se limita a una pantalla. En cuanto al pequeño, calculo que tendrá dos años, y no veo en él esa curiosidad infantil por la que los niños parecen tener velcro entre ellos. Ni siquiera le llaman la atención las voces de los otros niños.
Hace unos días escuché a la portavoz de una asociación de pediatras recoger con alarma lo que solían comentarles las guarderías, y es que los niños y niñas tienen serios problemas para desarrollar un gesto tan natural, como humano: unir los dedos índice y pulgar para formar una pinza. Esto sucede porque, acostumbrados a utilizar pantallas desde edad temprana, solo mueven el dedo que........
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