El tirano sin talento
Hace ya bastantes años, más de 10, una amiga muy querida (hasta entonces lo era) me propuso visitar Siria como periodista. Estábamos en Marbella. Me presentó a una muchacha que dijo pertenecer a la familia de Bashar al Asad. Entre las dos trataron de convencerme para que viajara a Damasco y a Alepo y comprobase por mí mismo "la realidad" del régimen. Lo pintaron como una democracia impecable y sonriente en la que las mujeres regalaban flores a los militares y estos ayudaban a los ancianos a cruzar la calle. Y aseguraron, con toda seriedad, que todo lo que se decía de la dictadura siria eran patrañas inventadas por los americanos y por el judaísmo internacional, que tenía sobornados a todos los periódicos del planeta.
Dije que no. No escribo "naturalmente, dije que no" porque la oferta económica era de escalofrío: no habría tenido que volver a trabajar durante quince años. Pero dije que no, porque aquel........
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