Aldama y 'monsieur' Taxil
La célebre Historia universal de la infamia tiene un solo problema: que su autor se murió demasiado pronto. Si Jorge Luis Borges hubiese conocido las redes sociales, los canales dedicados a las teorías de la conspiración y la desvergüenza rampante por todas partes, no le habría salido un libro, sino una enciclopedia.
Este señor Aldama, por ejemplo, que tanto dinero dice haber repartido (no hay mejor virtud que la caridad), a mí me recuerda mucho a un extraordinario personaje de finales del siglo XIX, un francés que se hacía llamar Leo Taxil, aunque su nombre era otro. Seguramente ustedes no conocen la historia. Este Taxil era hombre apasionado, muy extremo y dotado de una imaginación portentosa.
Taxil odiaba a la Iglesia católica más que a nada en este mundo –algo bastante frecuente en la Francia de su tiempo– y escribía unos panfletos terroríficos llenos de las más bestiales calumnias contra el clero, todas inventadas. Le dio por apuntarse a la masonería, seguramente convencido de que aquello era un nido de........
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