Un zombi contra un payaso
Hay un aviso capilar que yo siempre tengo presente con los dirigentes políticos. Aquel bigotito extravagante de Adolfo también lo llevaba Charlot, pero en un canciller denotaba no sé qué pulsión peligrosa. Los payasos son divertidos si son verdaderos payasos. Si no, suelen protagonizar películas de terror.
Fernando Fernán Gómez, el memorable actor de Chamberí, nos advirtió con su vozarrón que nunca debíamos olvidar que los políticos son unos tipos que tienen la desfachatez de querer gobernarnos. Si, además, imitan con su capilaridad o su vello facial a los comediantes, suman a su natural desfachatez una vanidad estética que solo se merecen los verdaderos artistas y no ellos, y demuestran que lo quieren todo: el poder terrenal y el del espíritu.
Donald Trump, por ejemplo, con su cabello abultado y amarillo señala una petulancia de ese tipo, sospechosa. Por su aspecto podría ser un humorista, pero resulta ser otra cosa. Tras sufrir la derrota electoral ante Biden, envió al Capitolio a una multitud de seguidores que provocaron una muerte y........
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