Kafka, entomólogo
Se cumplen cien años de la muerte de Franz Kafka, cuyas angustias existenciales y pesadillas burocráticas sirven aún para ilustrar nuestros días. La gloria literaria no consiste en ganar el Nobel de Literatura, como piensan los peores escritores de cada generación, sino en colocar un palabro propio en el diccionario. Describir de pronto con un adjetivo insólito un aspecto de la realidad que antes no existía o parecía no existir sí es alcanzar la gloria. No existe ningún sinónimo de kafkiano. Kafka, que vivió como un miserable y murió como un tuberculoso, hoy está disfrutando de la gloria literaria desde la nada. Así de dura es la gloria literaria: inútil para el autor, pero vital para nosotros. A nosotros nos permite vivir en un mundo kafkiano.
Yo tenía un jefe para el que todo era kafkiano. Utilizaba el adjetivo con una fruición tan kafkiana que con el tiempo supe que para él lo kafkiano no equivalía a una amalgama entre lo angustioso, lo surrealista, lo incomprensible, lo invasivo y lo absurdo, sino a algo meramente divertido, incluso chistoso. Para él, Martes y Trece eran kafkianos. Tan........
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