El poder corrompe: con ocho años basta
A medida que se analizan las ventajas de limitar el número de mandatos políticos, uno va descubriendo las grandes mejoras sociales que ofrece esta oportunidad, junto con algún mínimo inconveniente. En los países presidencialistas como Francia y Estados Unidos, donde el presidente es elegido por sufragio directo, existe una limitación de mandatos, básicamente por el gran poder que concentran. Los franceses solo pueden pasar dos legislaturas de cinco años seguidas en el Elíseo y los estadounidenses tienen dos mandatos de cuatro años como máximo para ocupar la Casa Blanca. Hoy por hoy, para millones de norteamericanos anti-Trump este es el único consuelo que les queda: el nuevo presidente sólo podrá estar cuatro años en el poder.
La idea de aplicarlo en España no es nueva. Hace unos años, Albert Rivera, cuando era un rutilante político en activo, ya lo intentó, pero ningún otro partido de peso, PSOE o PP, secundaron la medida y, por tanto, decayó la propuesta. La cuestión radica en limitar los mandatos presidenciales a dos legislaturas completas o un total de ocho años para que no se repitan casos como el de Felipe González, que se mantuvo 13 años en La Moncloa, o el de Alberto Núñez Feijóo, que también ha estado 13 años como presidente de Galicia. No se trata de descabalgar líderes políticos, sino de cambiar a las personas que ostentan altos cargos para reducir en buena medida su tendencia a perpetuarse en ellos, y a su vez huir de comportamientos........
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