¿De qué hablo cuando hablo de la guerra?
Esta última semana ha sido prolija en acontecimientos en lo que a la guerra se refiere. La represalia 'contenida', por así llamarla, de Israel sobre Irán y la que parece una inminente entrada en combate de soldados de la República Popular de Corea del Norte en la guerra entre Rusia y Ucrania, desplegados inicialmente dentro de los límites de la Federación de Rusia (óblast de Kursk). Noticias distintas, distantes y, sin embargo, conectadas porque ambas contienen elementos precursores de una escalada.
La acción de disuasión activa, 'cinética', de Israel sobre Irán tiene un triple componente que conviene analizar con detalle. El primer componente es la impunidad: lo ha podido hacer independientemente de la pretendida capacidad –política y militar– de Irán para contrarrestar cualquier iniciativa israelí. El segundo es la superioridad en el enfrentamiento, que le ha permitido lanzar tres oleadas sucesivas de ataques aéreos dentro del espacio de soberanía iraní sin sufrir una sola baja. Y el tercero, el más temible, es dejar sembrada en la mente del adversario la posibilidad de poder repetir el ataque sobre objetivos más sensibles y críticos para Irán y que deliberadamente no se han batido en esta ocasión.
De lo que sabemos de este ataque, que como siempre dista mucho de ser lo que ha ocurrido en realidad, podemos deducir que, en primer lugar, se han suprimido con absoluta impunidad las defensas aéreas enemigas junto con el sistema de alerta, mando y control que las activa y........
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