Qué imputada, mi brigada
L’Hospitalet es una ciudad donde hay siempre lío político, y hablo con conocimiento de causa porque cuando servidor estaba en el PSC tuve la oportunidad de conocerla a fondo. Desde Juan Ignacio Pujana, alcalde durante años y el primer político condenado por corrupción en España, no han sido pocos los asuntos feos que, de mayor o menor relevancia, han salpicado a ese consistorio gobernado por el PSC. Me apresuro a decir que soy buen amigo de Celestino Corbacho, que sucedió a Pujana en el sillón del alcalde, y sé que gestionó con limpieza y eficacia esa urbe. Por eso quisiera señalar ese periodo como uno de los más fructíferos y sensatos de todas estas décadas. Pero marchó Celestino hacia otros prados, dejando como sucesora a Núria Marín. Fue uno de los pocos errores graves que le he visto cometer. Núria es un ejemplo vivo de aparattxik, una persona de “lo que le digan en Nicaragua”, sin carisma ni personalidad propia, una funcionaria gris, en suma, un cargo orgánico de libro que aprendió que en Can Pesecé se llega a base de mucho pasillo, mucho conspireo y, eso siempre, asesinar al padre.
A Celes no pudo........
© Vozpópuli
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