En manos del juez Peinado
Si viviéramos en un país con algunas certezas, solo con algunas, el período que se abrirá después de los comicios europeos, sin más elecciones a la vista, podría ser una oportunidad para virar por avante una nave que se conduce desde hace demasiado tiempo sin aparente rumbo fijo. Sea cual sea el resultado. La legislatura parece haber encallado y el 9 de junio no se avizoran cambios de fondo. El comodín de la sorpresa ya fue utilizado por Pedro Sánchez el 24 de abril, que no era el día de los Santos Inocentes sino San Fidel, y a poco que salve algunos muebles, los suficientes para transformar una nueva derrota en la convalidación de su política, lo más probable es que el presidente del Gobierno despliegue la vela mayor aún a riesgo de quebrar el mástil del bajel.
En un período de fuertes perturbaciones como el que estamos viviendo, la búsqueda de certidumbres básicas debiera ser una prioridad. No parece nuestro caso. Lo que esta campaña anuncia es exactamente lo contrario: la........
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