Un fraude colosal, un autogolpe, y una represión masiva, no pueden pasar por debajo de la mesa. Y deben ser encaradas con toda la fuerza de la verdad y el derecho, en sus distintos dominios.

En estos días el expresidente del gobierno español, Felipe González, expresó que Maduro podría terminar en la Corte Penal Internacional de Justicia. Si fuera así, no dejaría de ser afortunado porque en esa institución contaría con las garantías y derechos que su hegemonía le niega al pueblo.

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