menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Ayaan Hirsi Ali. Huir para encarar

22 14
25.04.2024

En el desierto estás a solas. La vida cuelga de tu fuerza y de tu astucia. Bajo este desamparo, el miedo se siente en los huesos. En Matabaan, Somalia, la abuela de Ayaan Hirsi Ali trataba de enseñarle reglas de sobrevivencia a su nieta. Hay que aprender de la naturaleza. Ante algunos animales es mejor correr y esconderse. De las hienas y las víboras hay que huir. Con otros animales conviene treparse a los árboles y esconderse en lo alto. Frente a los leones, es mejor arrodillarse y bajar la cabeza para evitar el contacto de la vista. Al escuchar estos consejos, la niña se percataba de la distancia generacional. El mundo de Ayaan ya no era el mundo de la abuela. La niña que escuchaba estos consejos nunca había visto un león ni una hiena. La vida le enseñaría que, para enfrentar las amenazas a su sobrevivencia, tendría que huir y esconderse pero, sobre todo, tendría que aprender a encarar: ver a su enemigo directamente a los ojos y no acobardarse ante sus intimidaciones.

Nació en Somalia, entre nómadas, recibiendo una educación ortodoxa que enseñaba a las mujeres a ser invisibles y a sentirse sucias. Fue purificada cuando, con unas tijeras, le cortaron el clítoris. Ella escuchó: clac. El sonido de un carnicero rebanando un trozo de filete. El único valor de una mujer es darle vida a un hombre. Ayaan Hirsi Ali relata que, cuando a su abuela le preguntaban cuántos hijos tenía, ella respondía automáticamente: “Uno.” Tenía nueve hijas y un hijo: una persona y nueve nadas. El hijo existía. Ellas no. Eran apenas propiedad de hombres, fábricas de niños. “Ya parirás un varoncito”, escuchaba a los mayores dándole propósito a su vida. La arrulló la amenaza del infierno........

© Letras Libres


Get it on Google Play