Cómo discrepar
Hay mucha gente interesante en el mundo. Bueno, no es tan extraño: aunque solo sea por azar, es lógico que entre ocho mil millones de humanos haya muchos brillantes. Muy brillantes. De hecho, si aceptamos que prácticamente todo en biología se distribuye según una forma equilibrada de campana de Gauss, debería haber prácticamente la misma cantidad de personas buenas como malvadas, con coeficientes de inteligencia elevadísimos como bajos, etcétera. Y seguramente todos podemos nombrar a unas cuantas personas con las que no nos gustaría tener nada que ver, y probablemente muchas menos de las que son realmente admirables. Y sin embargo, como las meigas, habelas, hainas. A lo mejor están escondidos, ocultos para no llamar la atención, por aquello del noble arte de ser discretos del que hablaba Baltasar Gracián.
Uno de esos tipos que me parecen brillantes es un tal Paul Graham, quien, después de graduarse en........
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