La prohibición y censura que intentó el turco-belga islamo-socialista Emir Kir, alcalde del municipio Saint-Josse-ten-Noode, contra los conservadores que participaron en el NatCon (sí, por fin se dio el evento) sólo prueba con exactitud una realidad: estamos en sus manos. Estamos en las manos de la dictadura de la Unión Europea cómplice de una invasión ideológica y religiosa, social-comunista e islamista. El que no lo quiera ver es su problema. A los que lo hemos visto desde hace rato sólo podemos hacer con gesto: sacar a toda esta ralea del Parlamento Europeo, evitar que lleguen a los puestos a los que han llegado, y darles la patada democrática a los que ya se han instalado y ejercen sin piedad la censura.

Frente a la dictadura pura y dura que esta gente quiere imponer y que en algunos sitios ya ha impuesto, debemos ejercer la votación firme, pura y dura, el voto de los conservadores y librepensadores. No hay de otra si anhelamos continuar bajo nuestra cultura y nuestras tradiciones.

Creer que por las buenas se llegará a un entendimiento sólo retardará la situación, les estaremos entregando tiempo para que por fin acaben por destruir nuestras libertades. Porque ese es el fin, el objetivo de estos especímenes censuradores: acabar con Occidente y con cualquier vestigio de libertad. No podemos permitirlo.

La reacción de firmeza de los políticos conservadores de continuar con el evento y del Consejo de Estado de Bélgica, máximo tribunal administrativo del país de revocar la prohibición, constituyeron sendos mazazos contundentes en contra del propósito de la ultra-izquierda islamista; pero, sinceramente, no creo que sea buen plan continuar a la defensiva. La ofensiva sería lo correcto, lo reitero, sacar a estos promotores del oscurantismo de los puestos de gobierno debiera convertirse en una acción radical y conjunta. Sólo así volveríamos a la luz, y a controlar nuestras decisiones dirimidas por la justicia y la libertad y nada más que por la razón y la autonomía.

Está más que probado que con Ursula von der Leyen, la íntima camarada de Pedro Sánchez, y con los que piensan como ella, no vamos a construir una Europa ecuánime, racional, de autoridad precisa y libertades amplias y ventajosas; sólo iremos de cabeza al chantaje y a la sumisión. No podemos aceptarlo.

Por cierto, ya que hablo de intimidades, resulta como mínimo raro que a nadie se le haya ocurrido investigar la sospechosa semejanza entre el discurso de Pedro Sánchez con relación a Palestina, su claro desprecio por el estado de Israel, con el del comunista francés, negacionista y antisemita, Jean-Luc Mélénchon, y con su partenaire Rima Hassan.

Rima Hassan representa el odio antisemita más rotundo y persuasivo contra Israel. De origen palestino, con un físico atractivo, la mujer me recuerda a aquellas jóvenes y hermosas comisarias castristas vestidas de milicianas que seducidas sexualmente por el máximo líder llegaron ellas también a ostentar una parte del poder en Cuba y se comportaron peores que los hombres.

Rima Hassan es el portrait craché de toda una época de extremismos revolucionarios, guerrilleros, criminales y delincuenciales, resignificada por el estado de involución y maldad que mejor describe a estos trepadores allah-marxistas. La señora, para colmo, va como candidata a las próximas elecciones europeas por el partido LFI (La Francia Insumisa, que más sumisos al islamismo no pueden ser) liderado por Mélénchon; catapultarla al poder es el objetivo primordial de todos ellos. Y, lo más inquietante es que hoy tenemos a Ursula, pero en un mañana no muy lejano podríamos tener a esta tipeja, a Rima Hassan aferrada al mando supremo. Para esa época la palabra libertad estaría como mínimo prohibida.

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Pura y dura

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22.04.2024

La prohibición y censura que intentó el turco-belga islamo-socialista Emir Kir, alcalde del municipio Saint-Josse-ten-Noode, contra los conservadores que participaron en el NatCon (sí, por fin se dio el evento) sólo prueba con exactitud una realidad: estamos en sus manos. Estamos en las manos de la dictadura de la Unión Europea cómplice de una invasión ideológica y religiosa, social-comunista e islamista. El que no lo quiera ver es su problema. A los que lo hemos visto desde hace rato sólo podemos hacer con gesto: sacar a toda esta ralea del Parlamento Europeo, evitar que lleguen a los puestos a los que han llegado, y darles la patada democrática a los que ya se han instalado y ejercen sin piedad la censura.

Frente a la dictadura pura y dura que esta gente quiere imponer y que en algunos sitios ya ha impuesto, debemos ejercer la votación firme, pura y dura, el voto de los conservadores y librepensadores. No hay de otra si anhelamos continuar bajo nuestra........

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