Resaca europea: el marco se vacía
España es posiblemente el país más «europeísta» del continente. Es un europeísmo beato y un tanto papanatas, basado en una admiración acrítica e irreflexiva hacia una Europa que habitualmente se reduce al espacio francoinglés (porque el europeísta español rara vez piensa en Grecia o en Polonia) e identificada sistemáticamente con el progreso, la libertad, la eficiencia y cualesquiera otras bendiciones que el beato tenga a bien adorar. Eso se debe a razones históricas y culturales bien conocidas: es una variante singular de la leyenda negra y de nuestra endofobia moderna. Miramos arrobadamente a Europa para que nos libere de la pesadumbre de ser españoles. La mejor expresión es aquella frase de Ortega: «España es el problema, Europa la solución». Cierto que muy poco después del célebre apotegma orteguiano, como ha recordado Quintana Paz, Europa se entregaba a la brutal carnicería de la primera guerra mundial, que fue el principio del suicidio europeo. Pero ello nunca fue óbice para que el europeísta español mantuviera su fe inquebrantable. Más modernamente, este europeísmo ha sido algo así como la ideología común........
© La Gaceta
visit website