¿De qué trata la economía?
Me había prometido a mí mismo alejarme del tema, como otros toman distancia de la botella, de las pelotas, de las minas o de la cuestión social. Mayormente porque no hay materia…
¿De qué quieres hablar a propósito de economía que no suene a ecolalia?
No existe ni siquiera el morbo de algún descubrimiento reciente, y tampoco algún mensaje útil de la sonda Voyager cuyo galáctico periplo aún no descubre ni nuevos mercados ni mano de obra explotable.
Te quedas pues reducido a recordar lo básico de lo esencial, a no ser que busques cachondearte de los pseudo-premios Nobel y otros famosillos de la economía siempre dispuestos a decir burradas.
Un economista normalmente constituido prevé el avenir, y accesoriamente explica no como funciona la economía sino cómo debiese funcionar. Hay ejemplos deslumbrantes.
Irving Fisher (New York 1867-1947) fue un economista yanqui famoso por sus trabajos sobre las tasas de interés y la teoría del capital. Días antes del peor desastre del capitalismo, el krach de 1929, Fisher escribía:
“el precio de las acciones alcanzó lo que parece ser un altiplano permanente”.
Le 21 de octubre de 1929 Fisher declaró: la Bolsa “no tiembla sino a causa de la locura de unos pocos”, agregando que las cotas bursátiles aún no alcanzaban su verdadero valor y debían seguir subiendo. El célebre “jueves negro” del 24 de octubre lo desmintió de mala manera.
La lucidez de los economistas encandila. Si Mario Marcel dice que no hay de qué preocuparse, un consejo: cómprate un paracaídas y un pote de vaselina.
Otro genio, Philippe Simonnot, economista francés, aclara el tema:
“Si el camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones, la historia económica está pavimentada de errores (…) Errores de previsión, errores de análisis, errores conceptuales, errores de diagnóstico, errores de juicio, errores de razonamiento, que tienen al menos un punto en común: podrían haber sido evitados, si no hubiese habido frecuentemente en el inicio la intención de hacerlo bien.”
Te previne: el tipo es un genio. Para no cometer errores debes partir con la intención de hacerlo mal.
Simonnot agrega:
“En el centro de estos errores cometidos tanto por los políticos como por los economistas, está la mala comprensión de las leyes de la oferta y la demanda.”
Para explicar las causas de los errores en los economistas, Simonnot invoca la dificultad de estos últimos para profundizar las leyes del mercado. Dicho de otro modo, si no logras multiplicar, es porque no aprendiste las tablas del 1 al 10.
Quienes abordan la cuestión con un poquillo de........
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