La política fiscal para enfrentar elevadas desigualdades en el marco de un nuevo contrato social
Los desafortunados resultados en cuanto a pobreza monetaria y multidimensional presentados por el Inei la semana pasada obligan a reenfocar la política fiscal para atenderlos y hacer frente a las elevadas desigualdades. En esa línea retomamos dos artículos de la revista Finanzas y Desarrollo del Fondo Monetario Internacional (FMI) de marzo de 2022 que los abordan.
En el primero de estos se destaca que la pandemia de la Covid-19 dejó en evidencia los costos de la injusticia tributaria y por tanto ha llegado el momento de hacer lo correcto; mientras que, en el segundo, los autores se refieren a la imperiosa necesidad de que la política fiscal sirva para reducir las desigualdades.
Los autores son Alex Cobham director ejecutivo la Red de Justicia Tributaria; David Amaglobelli, subjefe de división del Departamento de Finanzas Públicas del FMI y Celine Thevenot, economista principal de este mismo departamento. Ellos nos plantean la importancia de la política fiscal para reducir la pobreza, más allá de lo que se afirma en nuestro país, donde muchos insisten exclusivamente en más prerrogativas para la inversión privada.
Importancia
Cobham señala que el pago de impuestos es el elemento aglutinador en el contrato social. Cuando las personas pagan impuestos, tienen el poder de exigir a sus gobiernos que rindan cuentas por el dinero que gastan. Por ese motivo, la proporción de la recaudación tributaria que se destina al gasto público es una de las pocas variables que se asocia sistemáticamente con mejoras en la calidad y la integridad del gobierno, junto con la reducción de la corrupción.
Según el autor, los impuestos no solo dotan a los Estados de los medios para la conquista progresiva de los derechos humanos, sino que, además afianzan la eficacia de la representación política. Y en esa relación, la imposición directa —sobre la renta o las ganancias, en lugar del consumo— es la más importante.
Sin embargo, resulta paradójico que las personas y hogares de menor ingreso casi siempre soportan la mayor carga tributaria, medida como porcentaje del ingreso bruto, pero también quedan activamente desempoderados en el proceso. Esto obedece a que la mayor parte de la carga tributaria de los hogares de bajo ingreso corresponde a impuestos indirectos.
El problema
Estos impuestos indirectos no generan conciencia de ciudadanía tributaria con el mismo vigor que los impuestos directos sobre la renta o el patrimonio personal. Como los impuestos al valor agregado y otros similares suelen ser menos evidentes, quienes los pagan son menos conscientes de ese hecho y es así como se desdibuja su papel a la hora de fortalecer la representación política y promover la rendición de cuentas y el contrato social.
Cobham anota que estos mismos grupos también tienden a quedar desproporcionadamente........
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