Otra vuelta a la noria
Estamos viviendo el triunfo de la esperanza sobre la experiencia. La expectativa de que las cosas pueden ser mejores, sin los defectos del pasado y con nuevas promesas de futuro. No es una repetición –dicen— sino una renovación y una oportunidad para rectificar los errores cometidos. La esperanza triunfa porque no reclama pruebas: es un estado de ánimo (según el diccionario) “que surge cuando se presenta como alcanzable lo que se desea”. Sus sinónimos son ilusión, confianza, fe.
Sin embargo, la depositaria de ese estado de ánimo no quiere ni ofrece ninguna rectificación, porque no advierte ningún defecto: ni en el proyecto, ni en el gobierno que le antecedió. Por el contrario, lo que ofrece es la reiteración de la experiencia. E incluso más: el reconocimiento explícito de que las cosas no podrían ser mejores, porque los años transcurridos fueron ya insuperables: los mejores de la historia. ¿Quién querría abandonar ese pasado inmediato........
© El Universal
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