Los bloqueos: la coartada perfecta
En la última semana, diversos eventos económicos han puesto en evidencia la adopción de tácticas de astucia criolla, manipulación de datos y contabilidad creativa como herramientas comunes en la política económica del gobierno boliviano. Al parecer, ante la incapacidad de abordar integralmente los graves problemas estructurales de la economía, el gobierno ha optado por implementar soluciones temporales y paliativas que, en el mejor de los casos, alivian solo los síntomas de una crisis económica más profunda. Como indica Paul Krugman, premio Nobel de economía, las políticas económicas basadas en ajustes superficiales suelen ser insostenibles a largo plazo, ya que no abordan las verdaderas causas del problema, sino que se limitan a retrasar las consecuencias inevitables de una crisis estructural.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la inflación de octubre registró un incremento del 1,64%, alcanzando un total acumulado del 7,26% en los primeros diez meses del año. La inflación de los alimentos, en particular, fue del 3,6% en octubre, mientras que la inflación interanual de alimentos ya se encuentra en el 9,68%. Este nivel de inflación es considerablemente elevado, especialmente en un contexto donde los salarios han permanecido estáticos y el poder adquisitivo de los consumidores se ha visto mermado. Sin embargo, el gobierno ha atribuido un 1,45% de la inflación de octubre a los bloqueos recientes, sugiriendo que la “inflación real” sería solo del 0,19% en ausencia de estos factores externos. Esta afirmación parece simplificar peligrosamente la realidad de los factores estructurales detrás de la inflación, los cuales van mucho más allá de eventos coyunturales. Como señalan Blanchard y Fischer una inflación alta y persistente suele ser un síntoma de desequilibrios macroeconómicos acumulados a lo largo del tiempo y no puede ser atribuida únicamente a incidentes puntuales.
Desde principios de 2023, Bolivia ha........
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