EL ESTRÉS DE FÍN DE AÑO
Uriel Escobar Barrios, M.D.
El fin de año suele asociarse con alegría, celebraciones, balances personales y reuniones familiares, pero también es una de las épocas donde con más frecuencia se incrementan los niveles de estrés psicológico. Este fenómeno no es casual: es el resultado de la convergencia de factores biológicos, emocionales y sociales en un periodo muy corto, lo que exige al organismo un esfuerzo adicional para adaptarse. Aunque muchos lo interpretan como algo “normal” o inevitable, reconocer su origen y su impacto es un primer paso para afrontarlo con salud y claridad. En el plano biológico, el cuerpo responde a la presión típica de estas semanas mediante la activación del eje del estrés, liberando cortisol y adrenalina. A esto se suma la interrupción de rutinas de sueño, alimentación y actividad física. Cambios aparentemente pequeños —acostarse más tarde, aumentar el consumo de alcohol, reducir las horas de descanso— pueden incrementar la irritabilidad, afectar la concentración y disminuir la tolerancia a la frustración. La sobreestimulación sensorial de las celebraciones, especialmente en personas con vulnerabilidades previas como trastornos de ansiedad o del estado de ánimo, contribuye a que el organismo se mantenga en un estado de alerta prolongado.
En el plano emocional, diciembre es un mes que despierta sentimientos intensos y, a veces, contradictorios. Mientras algunos viven la temporada con alegría, otros enfrentan duelos, recuerdos dolorosos o la sensación de no haber cumplido las metas propuestas. El cierre del año suele traer consigo........





















Toi Staff
Gideon Levy
Penny S. Tee
Sabine Sterk
Mark Travers Ph.d
Gilles Touboul
John Nosta
Daniel Orenstein