Lana virgen
Ciudad de México.- El marido de doña Colotona pasó a mejor vida. Quiero decir que se murió. Hizo bien, pues toda esposa tiene derecho por lo menos a 10 años de viudez. El funeral del señor fue muy sentido, con abundancia de dolientes y conceptuoso elogio fúnebre a cargo de un compadre del desaparecido, que dijo acerca de él muchas hermosas mentiras. En el momento en que el féretro descendía a la tumba un mariachi interpretó las emotivas notas de "Las golondrinas", y aunque a la viuda no le dio el ataque derramó un buen número de lágrimas, que si bien no llegaron a 20 tampoco fueron menos de 10, lo cual mereció la aprobación de la concurrencia. Al salir del cementerio el tal compadre se acercó a la esposa del finado y le dijo en la puerta misma del panteón: "Estimada comadre: quiero que sepa que siempre me ha gustado usted. Si antes no le di a conocer mi sentimiento fue porque el compadre nunca la dejaba sola. Pobrecito, pero siempre tuvo el don de la inoportunidad. Hablo de su vida, no de bajada. Ahora es usted libre, y yo actúo como si lo fuera. Permítame decirle que deseo iniciar........
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