Antonio Maceo y Reinaldo Arenas: tan lejos y tan cerca
LA HABANA, Cuba. – No me gustan las colas, más bien las odio. No me gustan esas filas enormes bajo el sol o la lluvia. No me gustan esas conversaciones, esos chismorreos que las colas favorecen. No me gustan esas reuniones, detesto las junteras que acompañan a las colas que facilitan el chismorreo, esas avalanchas de sandeces dichas a la carrera. La cola es uno de los peores males del comunismo.
Lo más sensato para evadir la realidad de una cola es contemplar el suelo y luego al cielo, y abstraerse, suponerse en el mejor de los mundos posibles y ser un Cándido muy cándido; pero a veces resulta imposible la abstracción si el vecino que vive al lado de la tienda sube el televisor que te hace recordar que un 7 de diciembre cayó Maceo en combate, y piensas en Maceo, y sientes otra vez su muerte, y hasta lo supones viviendo en estos días, y te preguntas por lo que haría Maceo hoy en Cuba.
Y la muerte de Maceo referida en la televisión te hace recordar otras muertes, y sobre todo una de la que no se habla en Cuba, una muerte que también ocurriera un 7 de diciembre, en un 7 de diciembre más cercano en el tiempo a nosotros. La muerte........
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