Verónica Parra Rosales: el arte de inventar universos
Muy cerca de La Loma de la Cruz, en Holguín, el Centro para la Investigación y Rehabilitación de las Ataxias Hereditarias“Carlos Juan Finlay (Cirah) se erige como un referente internacional en la atención a pacientes con ataxias, enfermedades degenerativas que afectan gravemente la calidad de vida de quienes las padecen. Con una alta incidencia en esta región, donde se reportan aproximadamente 60 casos por cada 100,000 habitantes, el Cirah se ha convertido en un pilar de esperanza para muchas familias.
Único de su tipo en América Latina y el Caribe, fue creado en el año 2000, cuando la Ataxia Espinocerebelosa Tipo 2 (SCA2) comenzó a representar un desafío significativo para la salud pública local.
Este centro no solo ha priorizado la asistencia a pacientes y sus familias, sino que también ha desarrollado líneas de investigación dedicadas a encontrar terapias y tratamientos innovadores.
Verónica Parra Rosales es una joven estudiante de la Licenciatura en Bioanálisis Clínico y que forma parte del equipo de trabajo de este Centro. Tuve el placer de conocerla en una de las actividades que realiza regularmente el Movimiento Juvenil Martiano en las comunidades apartadas de Holguín. Porque Verónica no sólo es una estudiante aplicada: su tiempo libre lo emplea para trabajar a favor de otros, ya sea investigando en el Cirah o llegando a las comunidades para hacer promociones de salud, recitar unos veros, o sembrar con su sonrisa la esperanza.
«Al Centro de Ataxia llegué por pura casualidad. Durante las vacaciones de verano de mi primer año, descubrí que una vecina de mi padre trabaja como licenciada de laboratorio en la clínica de ataxia. Al comentarle sobre mi carrera, me invitó a ir un día a ver el trabajo que realiza. Yo, por supuesto, acepté encantada. Además de los procedimientos de laboratorio, me explicó el propósito del trabajo, en qué consistía la enfermedad y lo importante que es el diagnóstico molecular para los pacientes. A partir de entonces, empecé a frecuentar el Centro cada vez que tenía tiempo, en días libres y durante las vacaciones. Descubrí que no solo el diagnóstico era la misión del laboratorio, sino también la investigación, a la que me empecé a vincular. Quedé completamente enamorada de lo que hacía y, cuando me preguntaron si quería unirme formalmente al equipo, no........© Cubahora
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