Lejos de apagarse, el ventilador toma fuerza cada vez que el fiscal general aparece suministrando nuevas informaciones sobre las muy complejas relaciones y esquemas de funcionamiento que había desarrollado la banda que dirigía Tareck El Aissami, ahora se sabe que en interconchupancia con lo más connotado de la dirigencia opositora. Y, por cierto, insisto en que aparecen como contactos dos de los principales líderes, Leopoldo López y Julio Borges, pero noten que por ningún lado aparece “la interfecta”, lo que no quiere decir que no sabía, pero sí parece que el big brother terminó no confiando en su buen juicio, por lo que la dejó afuera de todas estas negociaciones. Ojo, no eran conversaciones, eran negociaciones duras y serias que incluían el asesinato, no solo de Maduro, sino de algunos dirigentes de alto nivel.

Y, por supuesto, los medios de comunicación están jugando un papel clave en todo esto. Queda claro que toda la trama está montada para desviar las investigaciones que está desenterrando el Gobierno. No sabemos de qué tamaño es la lista de periodistas palangristas que se rasgaban las vestiduras, inventando cada vez una cosa diferente. Todos aparecen en la nómina de la banda y seguramente que en este momento estarán fabricando argumentos para tratar de deslindarse de todo ese crapulismo, en un intento por recuperar su credibilidad, por lo menos ante la mirada de los opositores, porque quien tenga dos dedos de razón, sabe que ellos perdieron hace rato su credibilidad.

Sería interesante saber cómo van a defenderse y cómo van a reubicarse en las redes sociales, después de lo que el mundo ha visto. O sea que, se robaron los reales del Gobierno cuando destruyeron Monómeros y se apropiaron de Citgo, y también se estaban robando, por mampuesto, los dineros del Estado, que extraía a manos llenas un chavista. Un hombre de alta confianza que ocupó varios de los más importantes cargos en el Gobierno. El robo era por partida doble. Hasta el candidato de marras, el más insípido, inodoro e incoloro de los políticos que yo haya conocido, recibía 5 mil dólares mensuales de la oficina de Julio Borges en Colombia, según información de Saab.

Lo cierto es que, con este desmantelamiento, la oposición no sabe qué hacer y sus candidatos prácticamente están a la desbandada. Los últimos hechos también han dejado un sabor muy amargo en los votantes de la oposición, quienes comienzan a manifestar no solo su descontento, sino su negativa de acudir a las urnas el 28 de julio.

A casi la mitad de mayo, apenas quedan un poco más de dos meses para que se produzcan los comicios, y lo único que está claro es que el chavismo sabe el camino que lleva, y la oposición, aún no sabe qué hacer.