La eterna pachanga
La política española ha rebajado su dimensión moral a nivel de un prófugo de la Justicia y de un troglodita de puticlub. Así quedará en las crónicas futuras el caso Koldo; si los cronistas no son del PSOE, claro. Robos millonarios, mariscadas, la vida loca. Y, como de costumbre en los recurrentes bochinches políticos españoles, el escándalo da paso a la pachanga.
Entiéndase pachanga como la puesta en escena a cargo del jefe de la banda (léase Partido Político), destinada a sacrificar (o comprar, depende) a los bandoleros intermedios y bajos de la trama corrupta. La pachanga (pertrechada con todos los abalorios de respetabilidad del Gobierno) permite salir indemnes y hasta reforzados a los verdaderos responsables del atraco de turno. En este caso, el negocio montado con el pretexto de conseguir mascarillas para combatir el virus chino. Koldo, Marlaska, Ábalos, Illa, Armengol, Cerdán, y los demás implicados (se irá viendo) no son más que piezas sacrificables al servicio del Sacrosanto Partido.
Lo corrupto en España no es un animalito que saque la cabeza exclusivamente en las crisis políticas. Existe sin mayores inconvenientes y a la vista de todos: la corrupción llamada aforos, descarada negación de la igualdad ante la Justicia, es un buen ejemplo. A eso pueden añadirse prebendas innúmeras........© Vozpópuli
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