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La marcha de nuestra democracia

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31.01.2024

Tanto la oposición como el oficialismo harán campaña este año con el botón de pánico presionado. El PAN y sus aliados dirán que otro gobierno de Morena abriría las puertas al autoritarismo, mientras que el presidente y quienes lo apoyan argumentarán que los partidos conservadores destruirían nuestra democracia con sus simulaciones y su elitismo. En ambos casos la elección de la opción “incorrecta” es interpretada como un respaldo a la regresión democrática y al oscurantismo.

El uso electoral del alarmismo no es novedoso ni sorpresivo. Este recurso puede ser productivo para atraer nuevos votantes o galvanizar bases que, de otra forma, probablemente permanecerían instaladas en la indiferencia. Presentar al rival como un riesgo existencial también es útil cuando se trata de desviar la atención de las fallas propias más graves, o para evitar la necesidad de articular proyectos concretos. En consecuencia, incluso si ambas partes estuvieran mintiendo, podemos anticipar campañas con poca inteligencia y muchos berridos.

Desde luego sería peor si alguna de las dos narrativas alarmistas mencionadas arriba resultara ser cierta. Y es que, cuando una de las dos únicas alternativas electorales con posibilidades reales de ganar es antidemocrática, cada elección equivale a un giro del cilindro en una ruleta rusa. Por ejemplo, incluso si el Partido Demócrata triunfase este año en Estados Unidos, eventualmente regresará a la Casa Blanca el Partido Republicano. Y cuando eso ocurra, de mantenerse con vida el trumpismo, la democracia estadunidense entraría en........

© Proceso


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