menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

Nadie anda por ahí

25 0
04.12.2023

Quien diga que veinte años no son nada debe desconocer el caso de Jean-Claude Romand, acertijo con rasgos humanos nacido en febrero de 1954 y establecido en Prévessin, un villorrio de la comarca de Gex, que se extiende –escribe Emmanuel Carrère– “al pie de los montes del Jura hasta la orilla del lago Léman. Aunque situada en territorio francés, es de hecho una periferia residencial de Ginebra, una amalgama de pueblos ricos donde se ha afincado una colonia de funcionarios internacionales que trabajan en Suiza, cobran en francos suizos y en su mayoría no pagan impuestos. Todos llevan más o menos el mismo tren de vida”. Todos, sí, incluido Romand, que viajó plácidamente a bordo de su vagón a prueba de balas –léase preguntas sobre su identidad– hasta el sábado 9 de enero de 1993, fecha en que optó por un descarrilamiento en tres etapas: por la mañana asesinó a su mujer, Florence, y a sus dos hijos, Caroline (siete años) y Antoine (cinco), y dejó los cadáveres en sus lechos respectivos; a mediodía, después de la comida, acribilló a sus padres y al perro que los acompañaba en una casa de Clairvaux-les-Lacs, en el Jura; por la noche, en un bosque cercano a Fontainebleau, trató de matar a su amante pero desistió, aduciendo “que estaba gravemente enfermo y que eso explicaba su arrebato de demencia”. Contra cualquier pronóstico, el arrebato se prolongó hasta la madrugada del lunes........

© Letras Libres


Get it on Google Play