Cada día más cerca el fin de la impunidad del Sodalicio de Vida Cristiana, por Paola Ugaz
Vivimos en el tiempo de la posverdad. Emoción contra razón. Repeticiones insistentes como criterio de verdad. En este contexto, asistimos a la última temporada de esta larga saga que nos ofrecen los siempre creativos de “Producciones Sodalicio”. Esta organización católica suprimida por falso carisma y métodos sectarios, fundada en 1971 por el laico limeño Luis Fernando Figari, intenta llenar el horizonte con sus mentiras para no tener que rendir cuentas al Vaticano ni a los sobrevivientes del Sodalicio.
Hasta el 2015, la economía del Sodalicio navegó por aguas muy profundas. Sus nueve cementerios de lujo de “El Parque del Recuerdo” gozaban del aura de respetabilidad que solo la Iglesia Católica puede ofrecer en un país tan católico como Perú. Sus offshores (la primera fundada por Baertl, con sentido de humor “fino”, la llamó PUSAN, pues la Iglesia es ‘meretriz’ y santa para el refinado teólogo) funcionaban viento en popa desde Panamá ylas lslas Vírgenes Británicas, revirtiendo a sus negocios en Perú una plata originada presuntamente como “non profit”.
Entre 2016 y 2018, trasladaría los offshores a Denver, Colorado,Estados Unidos, tal y como hemos publicado en “LA REPUBLICA”. Sus libros contables y corporativos nunca pasaron por los organismos tributarios peruanos pues este holding empresarial, al amparo del Concordato de 1980, fue concebido por juristas y canonistas avispados como una “isla tributaria”: el sueño húmedo de todo empresario.
Todo iba bien hasta la publicación de “Mitad monjes, Mitad soldados” en el 2015. La denuncia de Pedro Salinas y quien escribe, no solo apuntaba a los abusos sexuales, físicos, psicológicos y espirituales cometidos dentro del Sodalicio. A partir de indicios fehacientes, en “La república” hemos publicado desde 2016 el manejo económico de esta suprimida organización bajo el paraguas del Concordato.
Como respuesta a esta crisis de reputación, el Sodalicio emprendió una estrategia de desinformación: polarizar desde su condición de empresa católica (todo ataque tendría su origen en los otros “los caviares” sean peruanos o extranjeros); repetir una y otra vez que su culpabilidad nunca ha sido probada (en un país donde es fácil jugar en los tribunales con las cartas marcadas); insertar una historia más o menos coherente, aunque vaga y fragmentaria, sobre el carácter no lucrativo de sus empresas (sin presentar nunca un balance completo de sus proyectos caritativos); afirmar controles externos de expertos imparciales, aunque estos técnicos solo ofrecen una presentación contable a partir de muestras, pero no controlan la gestión del negocio ni buscan irregularidades.
Esta estrategia de desinformación funcionó bastante bien mientras el Sodalicio jugaba única y exclusivamente en la liga peruana. Hasta que entró el Vaticano a partir de la “misión especial Scicluna-Bertomeu” enviada por el Papa Francisco a Perú tras el encuentro con quien escribe, el 10 de noviembre de 2022.
¿Cómo presentarse como grupo católico y atacar, a la vez, al Papa y a sus enviados? Las jugadas del Sodalicio han sido cada vez más arriesgadas en este sentido: intentar desprestigiar la misión especial con difamaciones, rumores o, directamente, con afirmaciones reñidas con la verdad más evidente. La última de ellas, la que están intentando posicionar con la ayuda de la española “Infovaticana” de Javier Tebas Llanas, es ya un evidente pastiche y, según se mire, un boomerang.
Según “Sodalicio Productions”, el Vaticano, a través de monseñor Jordi Bertomeu, les habría pedido dinero a cambio de no........





















Toi Staff
Sabine Sterk
Gideon Levy
Penny S. Tee
Mark Travers Ph.d
Gilles Touboul
John Nosta
Daniel Orenstein