El laberinto venezolano
Las elecciones presidenciales en Venezuela del pasado 28 de julio volvieron a poner sobre la mesa un debate que parece interminable sobre la legitimidad o no de los comicios. La derecha denuncia nuevamente el fraude electoral, mientras que el chavismo responde acusándolos de golpistas aliados al imperialismo estadounidense. En el medio, un pueblo venezolano que se resiste con fuerza a permitir que la ultraderecha se haga con el gobierno del país.
Los múltiples análisis posteriores, de lo más variados, no escapan al laberinto político en que ha caído la política venezolana. Según se alineen con el chavismo o la derecha, su interpretación de los hechos será una u otra. Escasas son las lecturas que procuran ver más allá y reflexionar con honestidad intelectual las causas que explican la actual situación y las salidas --por izquierda-- que pueden vislumbrarse.
El escritor, activista, sociólogo y director del Centro de Estudios para la Democracia Socialista, Reinaldo Iturriza, es una de esas voces que intentan salir del atolladero y complejizar el análisis. En conversación con Federico Fuentes, para Revista Jacobin, Iturriza analiza las distintas interpretaciones en torno a las elecciones presidenciales, los procesos políticos y sociales que explican la situación actual y los posibles caminos para escapar al laberinto.
Las elecciones presidenciales del 28 de julio parecen una repetición de las anteriores: una vez más, la derecha denuncia fraude y el gobierno insiste en calificar esas denuncias como un intento de golpe de Estado. ¿Cuál es tu valoración?
Permíteme en primer lugar problematizar las valoraciones habituales cada vez que se presenta una coyuntura electoral en Venezuela. Por regla general, se parte de la idea --ciertamente sustentada en evidencia empírica-- de que en cada contienda se enfrentan dos bandos antagónicos: el conjunto de fuerzas alineadas con el programa de la revolución bolivariana y el conjunto de fuerzas que se oponen a ese programa.
El hecho de que la primera de estas fuerzas haya permanecido en el poder durante veinticinco años suele ser interpretado de diversas maneras: una parte de la izquierda tiende a valorar que las sucesivas victorias del chavismo dan cuenta de la enorme capacidad de resistencia de su base de apoyo popular y la indudable capacidad política de su liderazgo, factores que logran neutralizar los ataques del imperialismo y conjurar el retorno al poder de las fuerzas más reaccionarias.
La derecha, por su parte, construye un relato conforme al cual solo es posible explicar la permanencia del chavismo en el poder en función de su carácter autoritario. En cada ocasión, y de manera invariable, sus victorias electorales serían de dudosa o ninguna legitimidad por fundarse en la manipulación de las masas, en el uso indiscriminado de recursos públicos en tiempos de campaña, en la inhabilitación de líderes de derecha o directamente en el fraude.
Finalmente, existe otra parte de la izquierda que hace suyos algunos de estos planteamientos y procura desmarcarse del chavismo precisamente en razón de su carácter autoritario, por su irrespeto al principio de la "alternabilidad democrática", por sus maniobras contra la derecha, por el cercenamiento de las libertades, por el control de las instituciones, por sus excesos en materia económica, etcétera.
En respuesta, aquella parte de la izquierda en la que predomina una valoración más bien positiva de la revolución bolivariana, suele denunciar el grosero doble estándar cuando se trata de abordar el tema Venezuela, señalando que aquellas situaciones que se identifican como errores, debilidades o excesos del chavismo en el poder se tienen como normales en cualquier otro país democrático en el mundo, por no hablar del silencio que trata de imponerse a nivel global respecto de lo que ocurre en sociedades bajo regímenes realmente dictatoriales como el ucraniano o, más recientemente, frente al genocidio israelí en Gaza.
Tales son los hechos y las distintas interpretaciones de los........
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